En los últimos años, Chile ha dado pasos importantes para potenciar la participación de las mujeres en áreas STEM —ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas—, disciplinas clave para el desarrollo económico y la transformación digital del país. Sin embargo, los avances conviven aún con brechas estructurales que desafían la igualdad de oportunidades y la permanencia femenina en estos campos.
Un escenario en evolución
Según el último informe del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, las mujeres representan cerca del 36 % del total de investigadores en el sistema nacional, cifra que, aunque en alza respecto de la década pasada, sigue siendo inferior al promedio de la OCDE. En carreras universitarias vinculadas a ingeniería, física o computación, la presencia femenina ronda el 22 %, mientras que en ciencias biológicas y de la salud la proporción supera el 60 %.
Este contraste revela una tendencia persistente: la feminización de ciertas disciplinas y la subrepresentación en otras que concentran los empleos mejor remunerados o con mayor impacto tecnológico. Para revertir este patrón, múltiples instituciones —públicas y privadas— han impulsado programas que buscan motivar a niñas y jóvenes a elegir vocaciones STEM desde la educación media.
Inspirar desde la educación y la empresa
Iniciativas como “Más Mujeres en STEM”, liderada por el Ministerio de Educación y Fundación L’Oréal Chile, o los programas de mentoría impulsados por Ingeniosas y Girls in Tech Chile, han logrado que miles de estudiantes conozcan experiencias de mujeres que hoy lideran proyectos en robótica, minería verde, astronomía o innovación digital.
En el ámbito empresarial, compañías como Codelco, Enel, Antofagasta Minerals y CMPC han incorporado políticas de diversidad que promueven la participación de mujeres en investigación aplicada, ingeniería de procesos, automatización y análisis de datos. Estas acciones no solo responden a criterios de equidad, sino que también fortalecen la competitividad y la capacidad de innovación de las organizaciones.
Liderazgo y visibilidad
Chile cuenta con figuras destacadas que han marcado hitos en ciencia y tecnología. Entre ellas, la astrónoma Mónica Rubio, pionera en el estudio de la formación de estrellas; la ingeniera Paula Jofré, reconocida por su trabajo en astrofísica y elegida una de las 100 líderes del futuro por la BBC; o Mónica Retamal, directora de Fundación Kodea, promotora de la inclusión digital y la enseñanza de programación en niñas.
A nivel institucional, la creación del Comité de Género del Ministerio de Ciencia y la incorporación de criterios de equidad en la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) son señales de una política pública que busca permanencia y coherencia en el tiempo.
Desafíos hacia el 2030
Pese al avance, los desafíos siguen siendo profundos: brechas salariales, escasa representación en puestos de liderazgo científico y tecnológico, y una cultura laboral que aún no siempre garantiza condiciones de corresponsabilidad. Las cifras muestran que solo un 15 % de las mujeres en investigación STEM alcanza cargos de dirección o jefatura de proyectos.
Lograr paridad no solo es un imperativo ético, sino también estratégico. La OCDE estima que incrementar la participación femenina en áreas STEM podría elevar en más de un punto porcentual el PIB de Chile en los próximos años, impulsando productividad y diversidad de pensamiento en la innovación.
Políticas y programas que impulsan el cambio
En la última década, Chile ha fortalecido un marco institucional orientado a reducir la brecha de género en ciencia y tecnología. Entre las iniciativas más relevantes destacan:
– Política Nacional de Igualdad de Género en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (2022–2030): establece lineamientos para promover la paridad en investigación, financiamiento y liderazgo académico.
– Programa “Más Mujeres Científicas” (ANID): otorga becas y fondos exclusivos para investigadoras en etapas iniciales de su carrera.
– Red Mujeres STEM LATAM: impulsa el intercambio de experiencias y mentorías entre profesionales de distintas disciplinas científicas y tecnológicas.
– Fundación Kodea y “Niñas Pro”: fomentan el aprendizaje de programación, pensamiento lógico y robótica en niñas de educación básica.
– Sello Mujer STEM (2025): impulsado por CORFO y el Ministerio de la Mujer, reconoce a empresas que incorporan políticas inclusivas y promueven talento femenino en innovación tecnológica.
Estas políticas buscan consolidar un ecosistema donde las mujeres no solo participen, sino que lideren proyectos, tomen decisiones estratégicas y aporten una visión integral a los desafíos científicos y tecnológicos del país.
Conclusión
La presencia femenina en ciencia, tecnología e innovación avanza en Chile con paso firme, impulsada por políticas públicas, liderazgo inspirador y un ecosistema que reconoce la urgencia de integrar talento sin sesgos.
El futuro STEM chileno será sostenible y competitivo solo si incorpora plenamente la mirada y el talento de las mujeres.
Porque no hay innovación posible sin diversidad.


